La violencia en las parejas ocurre, y no debes permitirla.
No te sientas culpable por ello. Imagina que compras un pastel hermoso, de esos que se ven irresistibles. Has invertido tiempo y dinero en conseguirlo, y estás emocionado por compartirlo con tu familia y amigos. Cuando lo partes, te das cuenta de que está podrido; si lo comes, sabes que te hará daño. Algunas personas probarían un bocado y, al sentir el sabor amargo, lo dejarían de inmediato. Otras podrían consumirlo entero, arriesgando incluso su bienestar, porque confiaron en su apariencia.
Así pasa también en las relaciones: hay personas que parecen encantadoras, dulces y atractivas. Te enamoran a ti y a tus seres queridos, pero, una vez que te tienen bajo su control, muestran su lado destructivo.
Si te encuentras en una situación así, no te quedes ahí. No fue tu culpa, ni tus acciones las que fallaron. Aléjate sin sentir vergüenza; no permitas que te hagan daño.