Déjame
contarte la historia de Wendy, una adolescente que luchaba con una adicción a
las drogas. Una noche, mientras trabajaba, decidí apagar las notificaciones de
mi celular para no distraerme. Era alrededor de las nueve. Terminé mi jornada a
las once y al revisar mi teléfono encontré un mensaje de Wendy. Me decía que
planeaba quitarse la vida. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Habían pasado dos
horas desde que envió ese mensaje y yo no lo había visto.
De
inmediato le respondí, temiendo lo peor. No obtuve respuesta. Insistí varias
veces hasta que finalmente recibí un mensaje desde su número, pero no era ella.
Era su madre, quien había tomado el teléfono. Le expliqué la situación, le pedí
que no lo ignorara. Su respuesta me dejó helada: "Esas son tonterías, está
chiflada". Aun así, accedió a entrar en la habitación de Wendy para ver
qué sucedía.
Por
fortuna, la encontró de pie. Conversaron, pero no pareció tomarlo con la
seriedad que merecía. Traté de convencer a su madre para buscar ayuda
profesional. Sin embargo, no quiso proporcionarme su dirección para canalizarla
adecuadamente. Solo prometió "estar al pendiente" de su hija.
Como
parte de los protocolos de la institución, se levantó un acta y el caso fue
reportado a las instancias correspondientes. Wendy recibió atención médica y
psicológica por un tiempo. Un mes después hablé con ella. Necesitaba contarme
lo que había pasado esa noche. Me confesó que estaba a punto de hacerse daño
cuando su madre entró a la habitación.
Ha
pasado casi un año desde ese día. Wendy tuvo que dejar la escuela; la carga
académica se volvió insostenible. Su entorno familiar no ayudaba. Su padre no
estaba presente, y tanto sus dos hermanos mayores como su madre consumían
drogas. En casa no había comida, el refrigerador estaba vacío, y ella salía en
busca de cualquier cosa que la ayudara a sobrellevarlo. Lo único que encontraba
era droga. Eso la calmaba; la hacía olvidar el hambre y los problemas, aunque
fuera solo por unas horas.
Lamentablemente, al dejar la escuela, perdí contacto con Wendy. Solo espero que esté bien, que haya encontrado una salida.
Cada historia como esta me recuerda lo importante que es escuchar, no minimizar, y actuar a tiempo.